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Una chapuza es cualquier actuación menor de uno mismo, un amigo o conocido con el ánimo de reparar, remozar o adecentar cualquier estancia o servicio de una edificación, vivienda u oficina (un enchufe, una mano de pintura, un grifo que gotea, etc.). Hay muchas razones para no contratar a un chapuzas a la hora de hacer reformas, pero si lo haces, ten en cuenta esto, por favor:
Pseudoprofesionales
Los chapuzas son pseudo-profesionales de las reformas que pueden tener experiencia, pero no una formación técnica.
El “chapuzas” se distingue porque dice saber de todo, no le amedrenta ninguna intentona de reforma, no expide ni hoja informativa, ni presupuesto previo, carece de licencia fiscal para trabajar y de póliza de responsabilidad civil, por lo que en caso de accidente o desperfecto, no se podrá hacer cargo de los gastos que se deriven de los mismos. Ah, tampoco pide IVA, con lo cual, ya sabes, querido Consumonauta, dónde reclamar después.
Para saber si el que te ofrece sus servicios es un chapuzas o un profesional, simplemente pídele que te presente el carné expedido por la Consejería de Industria que le acredite como instalador autorizado.
Por tanto, si la reforma que vas a emprender es compleja puede que la cosa no termine bien.
Lo saben todo
Desconfía de los profesionales que dicen saber de todo, y no se amedrentan por ninguna reforma de albañilería, electricidad, instalaciones de agua, gas o pintura.
Ten en cuenta que un profesional lo es de su especialidad, para la cual disponen de formación profesional y de una titulación específica.
Además los verdaderos profesionales tienen una acreditación oficial que les habilita para hacer reformas (título de instalador autorizado y Certificado de profesional habilitado).
Sin Certificado de profesional habilitado
Para que te den de alta en un contrato de suministro, las compañías de suministros (electricidad y gas) exigen, porque así lo exige la ley, que la instalación haya sido visada y prepara por un profesional con su “Certificado de profesional habilitado”. Así que si te hace la instalación un chapuzas sin certificado, no disfrutarás del servicio.
Sin hoja informativa
Es tu derecho solicitar una hoja informativa con los precios aplicables por tiempo de trabajo, los gastos de desplazamiento y el coste de otros servicios ofertados.
Al contratar a un chapuzas, no dispondrás de estas garantías, con lo cual, si las cosas se tuercen…
Sin presupuesto
Los chapuzas tampoco pueden entregarte un presupuesto previo por escrito como manda la ley, con lo cual, la reforma se te puede ir de las manos sin problema.
Sin precio de los materiales
La norma obliga a los profesionales de las reformas a mostrarte y acreditar el precio de los materiales empleados en la reforma, y nunca te podrán cobrar más que el coste de estos. Los chapuzas te pueden cobrar lo que quieran.
Sin licencia fiscal
Los chapuzas carecen de licencia fiscal para trabajar con lo cual están haciendo competencia desleal a sus colegas profesionales además de defraudar al fisco.
Sin responsabilidad civil
Piensa en tu responsabilidad en caso de que la reforma se tuerza o esté mal hecha. Por ejemplo, una instalación de agua caliente sanitaria que a los pocos días provoca humedades en tu piso o en el de tus vecinos.
Al no disponer de una póliza de responsabilidad civil que cubra su actuación, en caso de accidente o desperfecto, los chapuzas no se podrán hacer cargo de los gastos que se deriven de los mismos.
Sin licencia de obras
No olvides que para hacer una reforma en casa es posible que tengas que solicitar y pagar el tributo asociado, una licencia de obras menores a tu Ayuntamiento.
Si no dispones de ella, y el chapuzas desde luego no te la tramitará, la Policía Municipal te puede dar problemas en caso de que un vecino se queje dando parte.
Sin factura, sin rastro
Los chapuzas no dejan rastro de su paso por tu hogar (más que el de la reforma, según como quede de bien, regular o mal hecha). Como tampoco nos darán una factura porque ellos no pagan impuestos y te ofrecerán ahorrarte el IVA.
Así que no hay forma de localizarlos o de exigirles explicaciones o de reclamar contra ellos después.