Tres años de cárcel por clonar tarjetas de crédito en la gasolinera

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Clonar tarjetas de crédito

Clonar tarjetas de crédito

Europa Press informa de que el Tribunal Supremo acaba de confirmar la condena a tres años de prisión a un señor de Valladolid que clonó tarjetas de crédito de los clientes de la gasolinera donde trabajaba y las utilizó para hacer compras fraudulentas después. Te contamos cómo pasó todo y las precauciones a tomar para evitar que te puedan clonar tarjetas de crédito o débito.

Los hechos probados

Un empleado de una estación de servicio de Laguna del Duero (Valladolid) tuvo la «feliz idea» de instalar en el establecimiento un «skimmer» para clonar la numeración de las tarjetas de crédito de sus clientes. Con este aparato que pasaba desapercibido, los clientes que repostaron en la gasolinera entre el 21 de marzo y el 5 de abril de 2009, entregaron la tarjeta al empleado a la hora de pagar. Y este las pasó por el skimmer, que es una especie de pequeño lector de la banda magnética de la tarjeta que almacena los datos y luego por el tpv de la gasolinera.

Skimmer de tarjetas de crédito
Skimmer de tarjetas de crédito

 

Con la numeración de las tarjetas y tarjetas «vírgenes», el empleado clonó nuevas tarjetas a su nombre, pero con la numeración robada. Y a partir de ese momento, infeliz de él, comenzaron sus compras, con la tarjeta clonada, pero con cargo a la cuenta del titular de la tarjeta copiada. El empleado hizo las siguientes compras con tarjetas clonadas en 2009:

  • Compras en un supermercado por 63 y 741 euros, respectivamente.
  • Compra de un home cinema de 149 euros y de una televisión de 468 euros en un centro comercial.

Denuncia de los propietarios y condena judicial

Los propietarios de las tarjetas, al ver los cargos indebidos lo notificaron a su entidad y a la Policía. Y, tirando del hilo y de los usos indebidos y comercios visitados con anterioridad por los propietarios, dieron con el defraudador. Y recayeron sobre el mismo dos sentencias condenatorias en primera instancia y de la Audiencia Provincial de Valladolid que le impuso pena de prisión de 3 años como autor de un delito continuado de falsificación de tarjetas de crédito y débito, en concurso medial con un delito continuado de estafa.

El condenado interpuso recurso ante el Tribunal Supremo quien ahora (2019) se reafirma en la condena de tres años de cárcel.

Fraude con tarjetas bancarias

En España, según Cambiator, se hicieron en 2018 un millón de operaciones fraudulentas con tarjetas por importe de 88 millones de euros. Esto supone 1,4 operaciones fraudulentas al año por cada 100 tarjetas, por un importe medio de 74 euros. Las tasas de fraude son del 0,022 % del total de operaciones y del 0,029 % en importe. Aumentaron respecto al año anterior un 0,017 % en número de operaciones y un 0,020 % en importe.

Del total de operaciones fraudulentas, un 64 % son fraudes con tarjetas en compras online, un 34% en comercios físicos y un 2% en cajeros automáticos. En cuanto al importe, donde el peso del fraude en TPVs de comercios físicos representa el 66 % del total. Es decir, que se produce más fraude con tarjeta en compras online que en comercios físicos, pero el volumen defraudado se hace usando fraudulentamente tarjetas clonadas o con numeración robada en tiendas físicas con TPVs físicos.

Según el Supremo, hay grupos de delincuentes organizados que se dedican a la clonación de tarjetas. Se trata de delitos que causan «un serio daño a toda la cadena comercial y personal» de las familias, y estas redes son difíciles de localizar.

Dice el Supremo en su sentencia que el clonado de tarjetas ataca a la economía del sujeto pasivo, «quien momentáneamente ve extraído de su cuenta el importe del gasto, se ataca a la entidad bancaria que debe resarcir al perjudicado el importe de la suma distraída, o el gasto llevado a cabo con la compra realizada con la tarjeta alterada, y, por último, y lo que es más importante, se pone en riesgo y juego el mercado financiero con la introducción en el comercio de sistemas de adquisición de bienes con dinero de plástico falsificado, lo que provoca una grave afectación y ataque al sistema financiero y de compras con crédito por la cadena de perjudicados que introduce con su falsaria conducta».

Necesidad de controlar más

La Sala pone de manifiesto el riesgo de la introducción de sistemas de alteración, copia, reproducción o falsificación de las tarjetas, que exige de un férreo control por el sistema, a fin de evitar graves perjuicios en el sistema de mercado y en la confianza en el uso de este material por los usuarios.

La Sala concluye que no se trata de que el comercio cobre en cualquier caso ante la comisión de estos delitos, «porque al final el dinero entra en su cuenta corriente con la venta del bien, o que el titular de la tarjeta sea indemnizado por su banco, sino que éste último no tenga que asumir un volumen de pérdidas por esta metodología delictiva, y que, por ello, la informática pueda impedir este tipo de hechos, porque una proliferación de estas conductas y la ausencia de mecanismos de control causa, como hemos apuntado, un relevante daño al sistema comercial, bancario y financiero de un país».

Juan del Real Martín

Soy economista y experto en derecho del consumo y comercio electrónico. He vivido en muchos lugares y me gusta leer y montar en moto.

Después de trabajar durante ocho años en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), asociación de consumidores más grande de España, decidí crear y financiar Consumoteca.com de mi bolsillo en 2009 para ayudar a las personas a no ser engañadas por las empresas.

Consumoteca, con 4.365 contenidos prácticos y más de 11.000 comentarios de usuarios, tiene una vocación de servicio gratuito para toda la comunidad.

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Lo que me gusta de este proyecto es que está vivo y crece cada día. Todos tenemos una responsabilidad como consumidores. La mía está aquí, en Consumoteca.com.

Esta entrada tiene un comentario

  1. ISABEL

    QUIERO SABER PORQUE ME HICIERON UN CARGO DE IMPORTE 28,41 EUROS Y YO NO PEDI NADA ASI QUE POR FAVOR REINTEGREME DICHO IMPORTE.
    GRACIAS.

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