A la hora de tener que elegir productos de cosmética entre los miles que se pueden encontrar en el mercado, para nosotros, los consumidores, la tarea puede no resultar demasiado sencilla. Sobre todo si queremos un plus de seguridad de que estos cumplen con todas las normativas vigentes.
En realidad, esto no debería de ser tan difícil, puesto que todo cosmético de venta en España debe pasar los controles sanitarios y de calidad correspondientes, pero esto no siempre es así. Además, ahora está de moda
que en las etiquetas puedan verse palabras tales como «natural», «orgánico» o «limpio». Pero no siempre está claro qué significa cada una de ellas o si ni siquiera significan algo.
Si a esto sumamos que las listas de ingredientes se imprimen en letra diminuta y están llenas de sustancias químicas irreconocibles e ingredientes ocultos, ni siquiera podemos saber qué contienen estos productos. Y mucho menos qué partes de ellos son seguras o no.
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Determinar si un cosmético es seguro
A la hora de mirar ciertos productos cosméticos para determinar si son seguros o no, nos encontramos con un gran problema: hay demasiados ingredientes de los que nunca habremos oído hablar. Esto hace que nos resulte difícil elegir los productos más seguros y saludables.
Con el tiempo que tenemos que dedicar a diario al trabajo, a asuntos personales y a sacar un rato de ocio, tener que aprender también sobre los ingredientes de los cosméticos no es algo que resulte demasiado atractivo.
Incluso si nos interesásemos por aprender más sobre ellos, hay tal cantidad de sustancias diferentes en los cosméticos que no tendríamos tiempo ni capacidad de memoria para conocerlas todas.
Por este motivo es por el que las autoridades sanitarias requieren a los laboratorios la asunción de responsabilidades respecto a la seguridad de sus productos y hagan tres cosas para proteger la salud de sus clientes:
- Divulgar todos los ingredientes al público para que sean fácilmente accesibles y legibles.
- Eliminar los ingredientes tóxicos y contaminantes de los productos y sustituirlos por alternativas más seguras.
- Adoptar el principio de precaución, que establece que no se debe utilizar ninguna sustancia química hasta que se demuestre que es segura.
Así pues, los consumidores deberíamos poder confiar en la seguridad de los productos que compramos sin tener que asumir la ardua tarea de comprobar todos y cada uno de los ingredientes, uno por uno. Pero no siempre es así.
Medidas de seguridad a la hora de comprar cosméticos
En primer lugar, la forma más simple de asegurarnos de la seguridad de este tipo de productos es tener la precaución de comprarlos en un lugar de confianza. Internet está plagado de tiendas de dudosa reputación, por lo que lo más recomendable es optar por una farmacia especializada.
Una vez elegido el lugar, decantarnos por marcas de contrastadas y, a ser posible, de fabricación nacional como Cantabria Labs o Gema Herrerías, que tienen una amplia gama de productos para todas las necesidades y todos ellos están testeados y certificados.
Junto a estas dos normas básicas, existen también herramientas que nos pueden ayudar a tener más claro qué tipo de ingredientes contienen los cosméticos. Un buen ejemplo es Clearya, una extensión para el navegador
Chrome capaz de detectar las sustancias que componen un producto. Y que te avisa de cuales de ellas pueden ser motivo de preocupación para alertar de su toxicidad.
Y como regla final, consulta siempre con personal especializado. Si adquirimos cosméticos de farmacia, los profesionales que hay detrás están capacitados para explicar pormenorizadamente cualquier duda que pueda surgirnos sobre los componentes de estos productos. Y para ofrecernos alternativas en caso de no ser la mejor opción para nosotros.
